- El iPhone funciona de forma óptima entre 0 ºC y 35 ºC; fuera de ese rango activa protecciones y puede limitar funciones.
- Las causas habituales de calentamiento son procesos intensivos, batería degradada, apps mal optimizadas, calor ambiental y, en menor medida, malware.
- Cuando la temperatura es excesiva, el sistema reduce brillo, frena la carga, baja el rendimiento y puede mostrar avisos o apagarse para proteger el hardware.
- Evitar el sol directo, usar buenos cargadores, actualizar iOS y controlar las apps y la ventilación del dispositivo reduce mucho el riesgo de sobrecalentamiento.
Si alguna vez has pensado algo como “mi iPhone se calienta más de la cuenta”, que sepas que no eres el único. Es normal que el móvil genere algo de calor cuando lo usas o lo cargas, pero cuando empieza a ponerse ardiendo, a ir más lento o incluso a mostrar avisos en pantalla, la cosa cambia y conviene prestarle atención.
En esta guía vas a encontrar una explicación completa de por qué se calienta el iPhone, qué riesgos tiene y qué puedes hacer para evitar problemas serios. Veremos los motivos de hardware, de software, los factores ambientales (como el sol y el calor del verano) y todos los síntomas a los que debes estar atento, además de un buen puñado de consejos prácticos para enfriar el dispositivo y cuidarlo a largo plazo.
Temperatura de uso recomendada en el iPhone
Apple indica que el iPhone funciona de forma óptima cuando la temperatura ambiente está entre 0 ºC y 35 ºC; fuera de ese rango el sistema se protege y puede cambiar su comportamiento para evitar daños internos.
Para almacenarlo, el rango es más amplio: el iPhone debe guardarse entre -20 ºC y 45 ºC. Por encima de esos valores, especialmente dentro de un coche al sol, es fácil que se dispare la temperatura interna y aparezcan avisos o incluso que el dispositivo se apague.
Cuando el iPhone supera ciertos umbrales de calor o de frío, el propio sistema activa mecanismos automáticos de protección: desactiva funciones, reduce el rendimiento, limita la carga o directamente apaga el teléfono para proteger la batería y el hardware.
Ten muy presente que usar un iPhone de forma habitual en condiciones de calor extremo puede acortar de manera permanente la vida útil de la batería, incluso aunque nunca veas un mensaje de advertencia de temperatura.

¿Por qué se calienta tanto el iPhone?
Todo iPhone genera calor porque su batería, procesador, gráfica y radios internas trabajan constantemente. Lo importante es entender cuándo ese calor entra dentro de lo normal y cuándo indica que algo no va bien.
Podemos agrupar las causas de sobrecalentamiento en cuatro grandes bloques: procesos normales que exigen muchos recursos, problemas de software, fallos o desgaste de batería y factores ambientales como el sol directo o dejar el móvil en un coche cerrado.
Situaciones normales en las que el iPhone se calienta
Hay escenarios concretos en los que Apple deja claro que es completamente normal notar el iPhone templado o caliente, porque está trabajando más de lo habitual para completar tareas intensivas.
- Configuración inicial del iPhone: al estrenar el móvil o tras un borrado, el sistema indexa fotos, archivos y datos. Durante este proceso puede calentarse más de lo habitual.
- Restaurar desde una copia de seguridad (iCloud o Finder): el iPhone descarga y reorganiza enormes cantidades de información, y eso dispara tanto el uso de procesador como de red.
- Carga inalámbrica: la carga por inducción es menos eficiente que la carga por cable y genera más calor alrededor de la bobina de carga, por lo que es habitual notar la parte trasera caliente.
- Juegos y apps con muchos gráficos: títulos exigentes, apps de edición de vídeo o realidad aumentada fuerzan la CPU y la GPU y pueden calentar la zona trasera de forma notable.
- Streaming de vídeo en alta calidad: ver durante horas contenido en 4K o HD, con la pantalla encendida y el brillo alto, también puede dar lugar a temperaturas elevadas.
En todos estos casos, lo habitual es que el iPhone se enfríe en cuanto termina el proceso o reduzcas la carga de trabajo. Mientras no aparezca ningún aviso de temperatura en pantalla, se considera un comportamiento normal.
Problemas de software que hacen que el iPhone se caliente
Un sistema iOS desactualizado, con errores o mal configurado, puede obligar al procesador a trabajar de más y, como consecuencia, provocar un calentamiento constante incluso con tareas sencillas.
Las versiones recientes de iOS suelen incorporar mejoras de rendimiento y parches de seguridad que reducen el consumo de recursos y evitan que las apps mal optimizadas acaparen CPU o GPU sin que te des cuenta.
Además, ciertas aplicaciones pueden tener fallos que causen bucles, tareas en segundo plano mal gestionadas o fugas de memoria, y todo eso hace que el iPhone esté trabajando a tope incluso con la pantalla apagada.
Otro aspecto delicado es la actualización en segundo plano: si muchas apps están actualizando su contenido continuamente, comprobarán datos, posición, notificaciones y más, aumentando el uso de red y de procesador.
Batería degradada o defectuosa
La batería de tu iPhone es de iones de litio y se degrada con el paso del tiempo, lo que significa que pierde capacidad y eficiencia y puede generar más calor al cargar o descargar.
Cuando la salud de la batería baja de cierto límite (Apple suele indicar problemas si la capacidad máxima ronda el 80 % o menos), es frecuente notar que el móvil se calienta más rápido y que la autonomía se reduce de forma drástica.
Utilizar cargadores defectuosos o sin certificación, cables en mal estado o alimentadores con una potencia de salida inadecuada puede generar picos de energía que calientan la batería y la electrónica de carga del dispositivo.
En situaciones extremas, una batería muy dañada puede hincharse, fallar o incluso llegar a romperse, especialmente si se combina con altas temperaturas ambientales o una mala ventilación del terminal.
Factores de uso que disparan la temperatura
La forma en la que utilizas el iPhone también influye mucho en el calor que genera, porque ciertas actividades exigen un esfuerzo continuo al procesador, a la pantalla y a las radios.
Cuando tienes muchas apps abiertas, notificaciones constantes y procesos en segundo plano, el sistema mantiene montones de tareas activas al mismo tiempo, lo que incrementa el consumo de energía y el calor acumulado.
Las aplicaciones que más suelen calentar el iPhone son las de streaming y los videojuegos con gráficos avanzados, ya que hacen trabajar la GPU, el chip de vídeo, el altavoz y la pantalla durante largos periodos.
El uso intensivo del GPS y la navegación (Apps como Mapas, Google Maps, Waze o TomTom) combina sensores, datos móviles, pantalla encendida y, muchas veces, carga en el coche, así que es una receta perfecta para que el móvil se ponga ardiendo.
La grabación de vídeo en alta resolución, especialmente en 4K y durante tiempos largos, también obliga a que CPU y GPU trabajen juntas y genera un calor considerable en el cuerpo del iPhone.
Calor ambiental y exposición al sol
La temperatura exterior es clave: si ya hace mucho calor fuera, el iPhone parte con menos margen para disipar el calor interno que produce al funcionar.
Usar el iPhone bajo el sol directo, dejarlo encima de una toalla en la playa, exponerlo en la piscina sobre una hamaca o olvidarlo dentro del coche en pleno verano puede disparar la temperatura interna muy rápido.
Dentro de un vehículo cerrado al sol, el aire puede superar los 40-45 ºC y en el salpicadero se pueden alcanzar más de 70-80 ºC. En esas condiciones, es normal que el iPhone se apague para no dañarse.
También influye la ventilación: llevar el móvil en bolsillos muy ajustados, mochilas llenas o fundas gruesas reduce la capacidad del dispositivo para expulsar el calor, haciendo más fácil que se sobrecaliente.

Malware y software malicioso
Aunque el ecosistema de Apple es bastante seguro, un iPhone no es invulnerable y puede verse afectado por malware, spyware o aplicaciones malintencionadas que consuman recursos en segundo plano.
Este tipo de software suele ejecutar procesos ocultos, enviar datos de forma continua o monitorear tu actividad, lo que implica un uso extra de CPU, red y batería, y eso se traduce en más calor.
Si tu iPhone se calienta sin razón aparente, aun cuando no lo usas, y notas además consumo de batería anómalo, apps extrañas o rendimiento errático, conviene valorar la posibilidad de que haya una infección.
En estos casos es recomendable revisar qué apps tienes instaladas, comprobar los permisos y, si es necesario, utilizar herramientas de seguridad específicas para iOS o restaurar el iPhone desde una copia confiable.
Qué pasa cuando el iPhone se calienta demasiado
El iPhone integra varios sistemas para evitar que el calor lo dañe: si la temperatura interna se sale de los límites seguros de funcionamiento, el propio sistema reduce prestaciones o corta funciones.
Lo primero que suele suceder es que la carga se ralentice o se detenga por completo, tanto si es con cable como con carga inalámbrica. Es una forma directa de reducir el calor que genera la batería.
La pantalla puede atenuarse de forma automática o incluso volverse negra, aunque el iPhone siga funcionando por dentro. Esto reduce el consumo de energía de la pantalla y ayuda a estabilizar la temperatura.
Las radios de red (móvil, 5G, etc.) pueden pasar a un estado de baja potencia y provocar que la señal de cobertura disminuya, priorizando la protección interna por encima del rendimiento de conexión.
El flash y algunas funciones de la cámara se desactivan temporalmente, y en juegos o apps pesadas notarás que se bajan los fotogramas por segundo o los tiempos de procesamiento se alargan para reducir la carga sobre el procesador.
Avisos de temperatura y apagados de seguridad
Cuando el iPhone alcanza un nivel de calor crítico, aparece en la pantalla un mensaje de advertencia del tipo “El iPhone necesita enfriarse antes de poder usarlo” (o similar), acompañado de un bloqueo de la mayoría de funciones.
En ese estado, el iPhone puede seguir permitiendo llamadas de emergencia, pero el resto de tareas quedarán restringidas hasta que el dispositivo recupere una temperatura segura.
Si esto sucede mientras estás usando el móvil como navegador GPS en el coche, es posible que la pantalla se apague pero la guía por voz continúe, y solo se active el panel cuando se acerque un próximo giro.
En situaciones extremas, el iPhone puede apagarse automáticamente. Este apagado no significa que esté roto, sino que se está protegiendo frente a daños en batería, pantalla, sensores o procesador.

Riesgos del calor extremo para el iPhone
Un calentón puntual que el propio sistema gestiona no suele dejar secuelas, pero el sobrecalentamiento frecuente o la exposición prolongada al sol sí pueden causar daños permanentes.
La batería es la primera afectada: el calor acelera su degradación, lo que se traduce en menos autonomía, necesidad de cargar más a menudo y mayor probabilidad de que se hinche o falle.
La pantalla también puede sufrir. Exponerla mucho tiempo a temperaturas altas puede provocar fallos en el tacto, toques fantasma, cambios en el color o manchas temporales que, si el calor es muy intenso, pueden acabar siendo permanentes.
A nivel interno, el calor excesivo puede dañar la cámara, los sensores y el propio procesador. En casos extremos puedes llegar a tener microsoldaduras dañadas y falsos contactos que se manifiestan semanas después con errores difíciles de diagnosticar.
Una temperatura excesivamente alta, especialmente combinada con una batería deteriorada, aumenta el riesgo de fallos graves e incluso incidentes físicos (batería abombada, olores a quemado, etc.), por lo que conviene no “tentar a la suerte”.
Qué hacer si el iPhone se calienta demasiado
Cuando notes que tu iPhone está muy caliente al tacto, es importante actuar rápido pero con calma, evitando soluciones drásticas que puedan ser peores que el problema original.
El primer paso es siempre reducir al mínimo el trabajo del dispositivo: parar la carga, cerrar aplicaciones y, si hace falta, apagar el móvil unos minutos para que pueda enfriarse por sí solo.
Pasos básicos para enfriar el iPhone
Una de las medidas más efectivas es apagar por completo el iPhone. Al hacerlo, se detienen todas las apps, procesos de fondo y conexiones, y el dispositivo deja de generar calor extra.
Retirar la funda ayuda mucho, sobre todo si es gruesa o de materiales que retienen calor. Deja el iPhone “al aire” sobre una superficie plana y fresca, lejos de radiadores, ventanas al sol o aparatos que desprendan calor.
Si el móvil está cargando, desconecta inmediatamente el cable o colócalo fuera de la base de carga inalámbrica, porque cargar un iPhone ya caliente solo empeora la situación.
Poner el teléfono en un lugar ventilado o delante de un ventilador (no de aire muy frío) puede ayudar a que la temperatura baje de forma gradual. Evita meterlo en la nevera, el congelador o exponerlo a cambios de temperatura bruscos, porque puede generarse condensación interna.
Ajustes rápidos para bajar la temperatura
Activar el modo avión corta las conexiones móviles, Wi‑Fi y Bluetooth, lo que reduce notablemente el trabajo de las radios y el consumo de batería, ayudando a que el iPhone se estabilice.
Bajar el brillo de la pantalla al mínimo confortable disminuye la carga sobre la batería y la GPU; una pantalla al máximo de brillo, especialmente al sol, es una de las mayores fuentes de calor del dispositivo.
Otra medida rápida es cerrar las apps que no necesitas. Si tienes muchas aplicaciones abiertas, sobre todo juegos o servicios de streaming, es mejor “limpiar” la multitarea y quedarte sólo con lo imprescindible.
Si a pesar de estas acciones el iPhone sigue calentándose mucho y de forma recurrente, conviene revisar la salud de la batería y, si hace falta, acudir a un servicio técnico para descartar problemas de hardware o de software profundo.

Cómo evitar que el iPhone se sobrecaliente
La mejor estrategia es preventiva: si cuidas tanto la parte física como la parte de software, reducirás muchísimo las posibilidades de que tu iPhone llegue a temperaturas peligrosas.
Se trata de combinar buenos hábitos de uso, algo de sentido común con el calor y mantener el sistema y las apps bien actualizados para que todo funcione con la máxima eficiencia posible.
Cuida dónde y cómo usas el iPhone
Evita usar el móvil a pleno sol durante mucho tiempo, especialmente en verano. Siempre que puedas, mantén el iPhone a la sombra y en un entorno más bien fresco, lejos de radiadores, estufas o chimeneas.
No dejes el dispositivo dentro del coche en un día caluroso ni sobre superficies donde le dé el sol directo, como la bandeja del salpicadero. Aunque parezca poco tiempo, unos minutos bastan para que la temperatura se dispare.
Da espacio al teléfono: no lo metas bajo la almohada mientras se carga, ni lo dejes atrapado en bolsillos muy ajustados o bolsos comprimidos. Un poco de ventilación ayuda a que el calor se disperse.
Si vas a usar el iPhone para tareas muy pesadas (juegos exigentes, grabar vídeo en 4K, navegación GPS prolongada) en un día especialmente caluroso, intenta hacer pausas y darle “respiración” al dispositivo de vez en cuando.
Optimiza el software para generar menos calor
Actualizar iOS a la última versión estable suele ser buena idea porque Apple incorpora mejoras de eficiencia energética y correcciones de errores que pueden reducir el sobrecalentamiento.
Mantén también tus aplicaciones actualizadas desde la App Store: muchas veces los desarrolladores corrigen fallos que consumen recursos de forma innecesaria y provocan que el móvil se caliente o gaste más batería.
Desactiva o limita la actualización en segundo plano de las apps que no necesitas que estén todo el rato refrescando su contenido. Menos procesos constantes significa menos calor y más batería.
El modo de bajo consumo puede ser un buen aliado en días de calor o cuando sabes que vas a usar el iPhone durante muchas horas, ya que reduce el rendimiento máximo, limita animaciones y frena procesos en segundo plano.
Buenas prácticas con la batería y la carga
Utiliza siempre cargadores y cables de buena calidad, a ser posible con certificación oficial. Los accesorios genéricos de mala calidad pueden entregar más potencia de la debida o tener picos de tensión que hacen que el iPhone se caliente en exceso.
Si sueles notar que el móvil se calienta mucho al cargar, prueba a quitar la funda durante la carga, usar cargadores de menor potencia (por ejemplo, 5 W) o evitar la carga inalámbrica en días de calor extremo.
No es buena idea jugar, ver series o hacer videollamadas largas mientras el iPhone está enchufado. Esa combinación de carga y uso intenso es una de las más agresivas para la batería y la temperatura.
De vez en cuando, revisa la sección de salud de batería en Ajustes. Si la capacidad máxima está muy baja o el sistema indica que necesita mantenimiento, plantearte el cambio de batería puede ahorrar muchos calentones y mejorar la autonomía.
Seguridad y apps sospechosas
Si el iPhone se calienta incluso sin usarlo, conviene echar un vistazo a qué apps tienes instaladas y qué procesos están consumiendo más batería desde los ajustes.
Desinstala apps que no reconozcas, que no utilices o que aparezcan en los primeros puestos de consumo energético sin motivo aparente, porque podrían estar ejecutando tareas abusivas en segundo plano.
Evitar conexiones Wi‑Fi inseguras, enlaces raros y descargas de fuentes no confiables también ayuda a reducir la probabilidad de acabar con software malicioso que sobrecargue el sistema.
Si sospechas seriamente que el iPhone puede estar comprometido, una medida contundente es hacer una copia de seguridad de lo importante y restaurar el dispositivo a valores de fábrica, reinstalando solo las apps imprescindibles.
Cuidar la temperatura del iPhone no es algo complicado, pero sí exige ser constante: manteniéndolo lejos del sol directo, evitando dejarlo en el coche, controlando las apps que más consumen, usando buenos cargadores y actualizando el sistema con regularidad, es mucho más fácil que tu móvil se mantenga fresco, rinda mejor día a día y que su batería y componentes internos te duren muchos años sin sustos innecesarios.